viernes, 28 de febrero de 2014

El momento incómodo de la incomprensión

A veces pasan cosas que son realmente alucinantes. Que no te puedes creer que haya tal nivel de incultura en una clase que va a formar a los más pequeños. No puedes dar crédito a la pregunta porque piensas que te están tomando el pelo... pero luego cuando vez que se queda esperando una respuesta, es cuando la innegable verdad te da un puñetazo en la boca, viendo la ignorancia y la estupidez que reina en una clase de primero de magisterio. ¿Cómo puede ser tal cosa? ¿Cómo van a dejar que personas que no sienten curiosidad por las cosas, que no gustan de leer, que prefieren los modelitos y las fotos a todas horas, ser futuras maestras de unas mentes tan moldeables como son la de los niños más pequeños?

Y es que, hoy, el día antes del carnaval, decidí llevar a cabo una crítica social por los transgénicos vistiéndome de científico (o ayudante de laboratorio) de un villano. Cuando mis "queridas" compañeras me preguntaron (a todo esto, la reina abeja había dicho que todas de animales) que de qué iba disfrazada y comenté: "Es una crítica social en contra de los transgénicos", se me quedó la compañera en cuestión mirándome como si me hubieran salido monos en la cara, y tiene el valor de preguntar:

"¿Qué es un transgénico?"

¿Cómo dices? ¿He oído bien? ¿Me estás diciendo que no sabes lo que son los organismos transgénicos? ¿No se le cae la cara de vergüenza por su incultura? ¿Es que ya no se educa como antes? Claro está que si esta chusma inculta llega a las aulas de nuestros hijos, vamos listos con el futuro de un montón de gente inculta, descerebrada, que solo piensa en las fotos, en los modelitos y en el cotilleo de la televisión del último momento de este o aquel famoso de turno.

Me da vergüenza ir con ellas a clase. Me da mucha vergüenza. 

¿A dónde vamos a llegar?

¡Y confundiendo animales con insectos! ¡Qué alguien me traiga un libro para alejar a estos demonios incultos!


miércoles, 26 de febrero de 2014

El dinero no crece en los árboles (o Carta a una compañera de clase)

No eres millonaria. Tus padres ganan una determinada cantidad al mes. Y con ello, deben alimentar a un número de bocas, deben pagar una hipoteca, unos gastos de luz, agua y gas que no dejan de subir, los caprichos, las cosas necesarias, esto y aquello. Y luego están los estudios. Los tuyos y los de tus hermanos. Cada libro, cada bolígrafo... cada mes. Esa pequeña cuota que perfectamente podrían emplear para cualquier otra cosa. La universidad de tu hermano, el pago de una factura de teléfono, ahorrar para la jubilación, mil cosas.

Esa pequeña cuota que pagan cada mes, pero que, tal vez, a tus ojos, parezca insignificante y que prácticamente la tiras por la ventana con tu comportamiento, con tu actitud pasota, con tus pocas ganas de seguir adelante, de estar solo por estar, para estar tirando aún de la falda de mamá y del bolsillo de papá. Esa pequeña cantidad que no respetas con tu actitud y tus acciones. Ese dinero que se gana tu padre a base de echar horas y horas en el trabajo para que su hija tenga estudios que la saquen del montón de parados, para que la manden al extranjero por una buena oferta laboral.

Pero tú prefieres perder el tiempo en clase, prefieres no prestar atención, prefieres escaquearte de clase... prefieres insultar a tus padres porque eres una garrapata.

Una garrapata.

domingo, 23 de febrero de 2014

Escuela Nueva

Escuela Nueva. La teoría siempre será bonita. Que nos la pinten libre, que nos la pinten democrática, colaborativa y motivadora. Esa escuela que tilda a la tradicional de fomentar la competitividad y el "aprendizaje" mediante la memorización. No tienen punto medio. En un extremo, damos azotes porque así es como se aprende ("la letra, con sangre entra"), y en el otro, los que dicen "no, dejad que los niños corran libres y seguros por la pradera".

Experimentación con niños son las escuelas municipales catalanas con todo esa historia teórica de la escuela nueva. ¿No quieres pintar? Tranquilo, puedes hacer cualquier otra cosa.

¿Y qué pasará con esos mismos niños, "libres", cuando lleguen a primaria? ¿Qué pasará cuando no quieran hacer sumas? ¿Cuando prefieran salir a jugar o pintar en clase antes que ver la biología animal? ¿Se creen los pensadores de la Escuela nueva que esos profesores dirán "Ve y juega. Haz lo que quieras"? Esos niños se encontrarán con la dura realidad, que les dará un puñetazo en todos los morros, los dejará frustrados y engañados, buscando para siempre jamás algo semejante a la infancia libre que pudieron vivir, porque a cuatro genios se les ocurrió la idea de llevar a la práctica algo que no funciona fuera de la teoría.

Se debería buscar un punto medio. Ni se educa con hostias, ni se educa con la libertad de "haz lo que te dé la gana, mientras aprendas".

El punto medio estaría bien, y también sería estupendo que dejáramos de jugar con las mentes de los más pequeños, poniéndoles nombres muy tecnológicos a lo que siempre han hecho, como queriendo fingir que en la escuela infantil hacen algo, como para enseñarle a los padres "mira, tu hijo hace más cosas a parte de lo básico".

Si no, siempre está el ejemplo de la escuela Can Caralleu. Veinte niños y una sola educadora (que por cierto, como se nota que es pública. Tantos niños y una sola persona...), diciendo esto y lo de más allá, que queda muy bonito en una hoja de papel, pero en la práctica no funciona.

Ni escuela nueva ni escuela tradicional, debería buscarse la Escuela Punto Medio.

miércoles, 12 de febrero de 2014

Cotorras

Hoy por lo menos he podido disfrutar de un día relajado y tranquilo (haciendo novillos mientras el resto se iba a una excursión que quedaba en la otra punta del mapa...), haciendo mis deberes y relajándome del estruendo del día a día. Fa-bu-loso.


lunes, 10 de febrero de 2014

Doctor Maligno, ¿dígame?

De gallinas a cotorras. Nunca pensé que mis compañeras pudieran digievolucionar de esa forma tan exagerada. Y luego se quejan de que las tildemos de gallinas... ¡zeñó!

¡Pollosaurio!

viernes, 7 de febrero de 2014

Móvil para todo y luego para nada

Están todo el día con él delante de sus napias y luego no saben usarlo para comunicarse con una. ¿He dicho ya que son un grupo de pánfilas descerebradas?


miércoles, 5 de febrero de 2014

¡Cómo no!

Tanto temor y tantos miedos, para luego ver que fue un día normal.


lunes, 3 de febrero de 2014

Gallinas y gallineros

Estos últimos días han sido muy moviditos por una simple razón:

En base a este dibujo se montó el pifostio de la semana. Unas que se lo tomaban a risa, otras indiferencia pura y luego están las rencorosas a morir que no tienen ni una pizca de humor ni de gracia. Esas que gustan de chismorreos por la espalda, comentarios de otras personas pero que luego te van con el "a mí me tratas con respeto".

En base a este dichoso y aburrido dibujo, se montó el lío, en cuestión de dos días. Creyendo que son el centro de MI mundo, pensaban que todo lo que digo, escrito, dibujo (¡y respiro!) tenían que ver con ellas. Comentarios ácidos que no tenían ni puta idea de lo que digo, miradas que matan...

Más que nunca pienso que son gallinas, por lo charlatanas y por lo cortitas de mente que pueden llegar a ser.

Un aplauso.


Y con este una compañera se lo tomó a mal. Se ve que se siente identificada con la mierda, otra explicación no tiene...

¿Qué le vamos a hacer? El día que repartieron la inteligencia, estaban de vacaciones.