Y es que, hoy, el día antes del carnaval, decidí llevar a cabo una crítica social por los transgénicos vistiéndome de científico (o ayudante de laboratorio) de un villano. Cuando mis "queridas" compañeras me preguntaron (a todo esto, la reina abeja había dicho que todas de animales) que de qué iba disfrazada y comenté: "Es una crítica social en contra de los transgénicos", se me quedó la compañera en cuestión mirándome como si me hubieran salido monos en la cara, y tiene el valor de preguntar:
"¿Qué es un transgénico?"
¿Cómo dices? ¿He oído bien? ¿Me estás diciendo que no sabes lo que son los organismos transgénicos? ¿No se le cae la cara de vergüenza por su incultura? ¿Es que ya no se educa como antes? Claro está que si esta chusma inculta llega a las aulas de nuestros hijos, vamos listos con el futuro de un montón de gente inculta, descerebrada, que solo piensa en las fotos, en los modelitos y en el cotilleo de la televisión del último momento de este o aquel famoso de turno.
Me da vergüenza ir con ellas a clase. Me da mucha vergüenza.
¿A dónde vamos a llegar?
¡Y confundiendo animales con insectos! ¡Qué alguien me traiga un libro para alejar a estos demonios incultos!