Llevo unos cuantos días fijándome mucho en los anuncios de los trasteros. En que si tendrás más espacio, para guardar las cosas que ya no usas, precios asequibles. ¿De verdad los necesitamos o son solo una necesidad generada por el márketing y la impulsividad de conseguir un montón de cosas que creemos que nos harán felices? A veces me imagino a las personas del día a día con sus fabulosos trasteros llenos de… sí, de trastos. Cosas que no usarán nunca más y que meten ahí, como una especie de buhardilla o de sótano donde dejar temporalmente esto que ya no uso, pero que si necesito sé que está aquí… y que nunca más vuelve a ver la luz. ¿De verdad necesitamos tanto?
A ver, creo que uno de los pocos casos que podría aceptar como útil es si eres un lector con demasiados libros favoritos de los que no te desprenderías jamás y te haces un trastero estilo biblioteca, forrado de estanterías, con un sillón y una lámpara de lecturas (a pilas, porque ignoro si esos sitios tienen enchufes o.o).
El resto del tiempo… ¿No sería mejor darle una segunda vida a todo eso que no vas a volver a usar nunca más? ¿A las cosas que no tienen tanto valor (o ningún) valor sentimental? ¿Qué tal encontrarle una nueva casa a esos pantalones? ¿O a esos juguetes? ¿O ese libro que odias o que no te gustó tanto?
No creo que necesitemos trasteros. Porque… sí, no necesitamos tantas cosas. ¿Verdad?
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