Cuando era más joven, me encantaba la idea de hacer experimentos. De controlar durante una cantidad de tiempo algo (a mi hámster, mis actividades matutinas, mis hábitos) y anotar todo lo que pasaba. Tenía una tablilla con papeles y un bolígrafo que solo usaba para eso para hacerlo más "oficial". Caminaba por la casa apuntando por el camino lo que había sacado en claro, lo que había averiguado y luego hacía una suerte de informe.
Y me hace gracia porque a veces me gusta hacer eso. No tener una tablilla y hacerme la científica, sino seguir controlando algo durante una cantidad de tiempo definido. Solo por diversión. Por saber cuántas pifias sacamos en una sesión, cuántas veces he comido pasta en un mes, cuántas páginas soy capaz de leer en un año...
Registrar experimentos es mi rollo. Aunque creo que la comunidad científica chasquearía la lengua y negaría con la cabeza porque no soy lo que se dice absurdamente rigurosa. Ya sabéis, a veces me olvido que tengo que hacerlo jajajaja
