El otoño ya está llamando a la puerta. Es cierto que hay momentos ocasionales en que el verano parece no querer marcharse, pero por las mañanas está refrescando y ya he sacado la rebequita para escribir por las mañanas, temprano, porque hace algo de rasca. El frío me hace feliz porque lo vuelve todo cozy. El café latte calentito, el estar envuelta en una manta, las chaquetas, mis jerseys de mangas demasiado largas (y que me hacen pensar en J.P.), poder llevar el pelo suelto sin achicharrarme (mi trenza es casi tan larga como la de Lara Croft y aspiro a tener las trenzas de Jinx), los pájaros vuelven…
Hay algo especial en el frío. No sé si es porque lo vuelve todo cozy pero al mismo tiempo liminal o es que soy un animalillo de estaciones frías.
En cualquier caso, me alegro de que el verano esté terminando. Me gusta la estación, hay cosas emocionantes que ver en verano, pero detesto pasar tanto calor; no me deja disfrutar verdaderamente de las pequeñas cosas del día a día. Aunque estoy agradecida por todos esos café latte con hielo que me he tomado a lo largo del verano, jajaja
Otoño, calabazas, halloween y relatos.
Octubre está lleno de sorpresas y Septiembre creo que un poco también.
El año lentamente está llegando a su fin y antes de que queramos darnos cuenta, será navidad. O naviween, si los de márketing persisten en juntar las dos festividades :3
En cualquier caso, bienvenido sea el fresquito, el frío y el otoño ^^
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¡Huy! Una abeja.