martes, 9 de junio de 2015

Recuerdos de un lejano lugar

Hasta hace poco, tenía el cuaderno cogiendo polvo porque no tenía ni tiempo ni privacidad suficiente como para poder escribir todos los días un poco. Sin embargo, ahora que he vuelto a la tranquilidad de las vacaciones (sin pérfidas ni chaladas a mi alrededor)... escribo más que antes.

Y de paso, decidí rescatar, al menos momentáneamente, la lápida de Amnesia que una zorra muy zorra me obligó a enterrar muy hondo, en el Infierno, bajo la cama de Lucifer. Mmmm... espero que se esté dando un festín con su alma, je, je.

Me he dado cuenta, de que en los últimos tiempos, lo que más me apetecía hacer (aparte de las vacaciones), era escribir y tirar a mi más acérrimo enemigo por las escaleras. ¡Quien hubiera podido!

Cosas como:

Aún me parece un despropósito que hubiera que volar el puente que cruza el río Corinth solo (¿solo?) por retrasar a Sev & company. En serio, tómate la estrategia un poco más en serio, porque así no vamos. ¡Que no!

A ver cómo lo pongo para que no os riáis...

Me hacen sonreír, porque era lo que más me importaba después de Estegosaurio. Y hasta es posible que acabe rescatando cosas tronchantes de esa lápida, que no se merecen morir en el olvido por una loca del "amor".

Bueeeeeeeeeeenos tiempos (para la tónica, ja, ja, ja, ja).

Tendré que intentar reconstruir el castillo, chip. Solo sé que mañana me voy a trabajar a la biblioteca porque en casa no me concentro ni para atrás. Así por lo menos me obligo a terminar un capítulo detrás de otro, jue, jue, jue.

En fin, hasta aquí llego hoy...

¡Que por cierto!

Probablemente me vaya de picnic con un Silencio para olvidar los dos traumáticos años que pasé con esas cluecas. ¡Quién pudiera!

miércoles, 3 de junio de 2015

Y se llamará...

¡Esto se acaba!

Por fin solo quedan dos días para tirar por la borda todo ese rollo de la educación, guardar los libros y los apuntes para que cojan polvo y poder centrarme en terminar de una puñetera vez todo lo que empecé en los inicios de este año.

¡Yup!

El otro día, ni más ni menos, me estaba acordando de Amnesia, el cual tuve que hacer desaparecer porque se había llenado de tantas mentiras que ya no tenía ningún sentido seguir intentándolo, pero bien es cierto que pasamos buenos momentos juntos... algunos más divertidos que otros.

Lo que más saco satisfacción de esos periodos tormentosos, es saber que realmente hice daño a mucha gente que odié (y que aún hoy odio), así que, ya ves, al final, el desahogarse sí que sirvió de algo. Sinceramente, espero que toda esa gente de corazón pútrido que tanto odio se esté muriendo en alguna esquina, felizmente para el resto de la humanidad.

Mientras tanto, hacemos la cuenta atrás para las definitivas vacaciones de verano...

¡¡Y la proximidad por que venga un nuevo miembro a nuestra familia!!

Que ganas no me
faltan para tener
hijos.

niños traviesos