martes, 31 de diciembre de 2013

Se le acabaron las páginas...

¡Fin de año! ¡Por fin!

Aunque, como siempre, este se me ha vuelto a pasar volando, no sé al resto del mundo (y el sol debe ya estar un poco harto de que siempre que pasemos por aquí, tengamos la misma fiesta). Tengo un montón muy hermoso de cosas que hacer para este año que viene (y pensar que hace trece años pensaba que ahora tendríamos coches voladores y tal...).

He aquí los de este año:

1. Leer cien libros

Supercumplido. Y los libros que han sido elegidos fueron:

 1.  Las aventuras de Huckleberry Finn de Mark Twai. 7/10 Un libro que se puede considerar la segunda parte de Tom Sawyer. El final un poco pesado por el constante empeño de Sawyer por hacer las cosas "bien". Por lo demás, un buen clásico de aventuras.

2. La luz fantástica de Terry Pratchett. 9/10 La fiebre de Pratchett. Hace mucho que no me leo uno, pero al empezar el año me apetecía mucho leerlos. Que sepa, todo los que he leído, son gratamente buenos y con algunos de mondas literalmente de la risa (sobre todo cuando aparece Muerte. Ahí ya, te despides).

3. Ritos iguales de Terry Pratchett. 7/10.

4. El año de Drácula de Kim Newman. 0/10. Ni te molestes en leerlo. Es caca. Basura. Mierdecilla calificada de buena literatura. ¡Que manera de despachar a Drácula! ¡De ridiculizar a la reina! ¡Y de joder un gran clásico vampiresco! Una pérdida de tiempo que me hizo mucho de rabiar.

5. Pollyanna de Eleanor H. Porter. 5/10. Otro clásico. Este es para aquellos que disfruten de libros como Mujercitas. No me gustó mucho por el constante optimismo de Pollyanna. Había momentos que me hacía sonreír con escepticismo. Lo normal. Aún no me había preparado para leer este tipo de novelas desde otro ángulo.

6. Historias fantásticas de Stephen King. 6/10. Un libro de varios relatos, donde, ¡sorprendentemente!, hay uno con un final feliz y todo. ¡Un aplauso para King!

7. El príncipe destronado de Miguel Delibes. 7/10. Un libro para hacerte pensar. Muy bueno y un poco triste. Ambientado en la España de la época de Franco o así. Es interesante y me lo volvería a leer.

8. Mort de Terry Pratchett. 9/10. Donde la Muerte adquiere un papel muy importante... ¡porque busca un ayudante para sustituirla!

9. El misterio de Salem's Lot de Stephen King. 7/10 Libro de vampiros. Sorprendentemente bueno.

10. Los caballeros del Rey Arturo - Anónimo. 1/10 La versión que yo me leí fue un auténtico tostonazo, en serio. Dios por aquí, Dios por allá. ¡Dios hasta en la sopa!

11. Tres relatos eróticos de Mercedes Abad 4/10 No los recomiendo porque no son nada buenos. De hecho, son lo más corriente que pueda haber pisado tierra...

12. La tumba de Lovecraft 1/10 No sé leer a Lovecraft. Pero lo seguiré intentando.

13. Tieta Manuela de José Manuel Pen 1/10 Maldito el momento en el que lo leí. Un rollo y un pedazo de incesto que te deja mudo. Y un tostonazo. Otro de tantos...

14. Actividades indecorosas de Eloisa James. 0/10 Lo único que tiene de "indecoroso" es que sea tan malo. No tiene nada que ver título y trama... solo es un tío que saca un libro erótico en una época muy cerrada y va de eso... pero ya está. Me decepcionó mucho.

15. Corazón envenenado de Anna O'neill 2/10 Sin comentarios, ja, ja.

16. Deseos de medianoche de Kris Norris 9/10 De una calidad muy buena, es una de esas cosas que lees y que luego te hacen pensar a altas horas de la noche y en el mal sentido de la palabra. Calenturiento a más no poder.

17. Hércules de Thierry Lefèvre 6/10 Bueno... no estuvo mal. Un poco entretenido. Me pareció un poco... en fin, que si Hércules no se pone más medallas, no sé...

18. Rechicero de Terry Pratchett 7/10 Buenísimo. Lo que es un rechicero es como... muy fuerte.

19. Soy leyenda de Richard Matheson 7/10 Pocas cosas coinciden con la película (la última que le hicieron) y, si quieres un consejo, no veas primero la película, porque el personaje principal se te quedará como Will Smith y la fastidiamos.

20. Brujerías de Terry Pratchett 9/10 Las brujas son otro punto fuerte del Mundodisco.

21. Yo te hice de Jr. Walter M. Miller 8/10 Un poco predecible, pero muy bueno.

22. Fugaç de Josep M. Benet i Jornet 5/10 Fue una lectura obligatoria del instituto y es un libro... un poco raro. Es una obra de teatro, todo hay que decirlo. ¡Pero muy extraña!

23. Embajada alienígena de Ian Watson 3/10 ¿Cómo decirlo? Es un libro muy psicodélico... Cuesta seguir la línea de pensamiento del autor...

24. La cuerda del tiempo de Peter Dickinson 8/10 Precioso, aunque a lo mejor se os hace pesado de leer (vete tú a saber por qué). Pero mola mucho.

25. Rebeldes de Susan E. Hinton 9/10 Fue una lectura obligatoria de la E.S.O. En su momento no entendí nada, y me parecía un libro más. Obvio que no tenía la suficiente madurez mental como para comprenderlo, y, años más tarde, lo entendí todo. Muy bueno.

26. Oscar en el laboratorio de Carmen Kurtz 6/10 ¿Quién no se ha leído ya un libro de Óscar?

27. La chica nueva de R. L. Stine 7/10 No es muy infantil, pero tampoco muy adulto. Tiene un final que te pilla de sorpresa en plan "¿Qué?".

28. Septimus de Angie Sage 9/10 Un libro perteneciente a una saga que me chiflaría leer. Es uno de esos que me ha gustado muchísimo.

29. La zapatera prodigiosa de Federico G. Lorca 4/10 Es una obra de teatro de lo más simple...

30. El ansia de Whitley Strieber 7/10 Vampiros. Otro gran libro.

31. Marta la rara de Ana Bermejo 5/10 Bueno... no tenía nada de raro...

32. Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar de Luis Sepúlveda 9/10 Un libro que me leí de pequeña y que me sigue gustando mucho.

33. El infierno de Marta de Pasqual Alapont 2/10 Te come el coco. Literalmente.

34. 20.000 leguas de viaje submarino de Julio Verne 3/10 ¡Enciclopedia de peces con trama!

35. Aceite de perro de Ambrose Bierce 1/10 Pésimo.

36. Ángeles del Carcinoma de Norman Spinrad 7/10 Corre un poco pero te hace pensar.

37. La casa de nieve de Nora Wilkinson 9/10 Uno de mis favoritos. De ratones, como no.

38. Antiguas brujerías de Algernon Blackwood 8/10 Pesado de leer pero no deja de ser interesante.

39. Edigio, el granjero de Ham de J.R.R. Tolkien 10/10 ¡Es el primer libro en el que...! En fin, que me encantó.

40. Artículos de costumbres de Mª José de Larra 5/10 Lo dicho, artículos.

41. Dolores Claibrone de Stephen King 10/10 Buenísimo.

42. 100 secretos de una dama de compañía de Vanessa de Oliveira 9/10 No tiene trama, es como... en fin, dice cosas interesantes.

43. Asesino de Collin Wilcox 9/10 A pesar de que más de uno adivinaríais al asesino en cuestión, es muy bueno.

44. La sacerdotisa escarlata de la luna loca de Leigh Brackett 7/10 Me dejó traumada.

45. ¡Aléjate de mi diario...! de Pat Moon 9/10 Como el de cualquier adolescente, pero con más humor y menos drama.

46. Déjame entrar de John Ajvide Lindqvist 10/10 Muy recomendado. Me encantó.

47. Un monstruo viene a verme de Patrick Ness 10/10 Te hace llorar... Sniff...

48. El ángel más tonto del mundo de Christopher Moore 7/10 Es... divertido. Pero no demasiado.

49. Jim Botón y Lucas el maquinista de Michael Ende 9/10 De género infantil, es hora de recorrerse el mundo.

50. Azazel, el demonio de dos centímetros de Isaac Asimov 5/10 Este y el de abajo van juntos.

51. Azazel, una noche de canto de Isaac Asimov 5/10. Lo dicho.

52. Toda la carne es hierba de Clifford D. Simak 7/10 El final es en plan "ya te lo dije".

53. ¡Abajo el farsante! de Georgia Byng 7/10 Es un poco simple, porque es infantil, pero entretenido, al fin y al cabo.

54. Amanda y el extraterrestre de Robert Silverberg 6/10 A pesar de todo, odio el final. Con toda mi alma.

55. El diario de Britget Jones de Helen Fielding 7/10 ¡Comedia inglesa!

56. La venganza de los gnomos de R. L. Stine 6/10 Me hizo sentir idiota.

57. Tik Tok de John Sladek 5/10 Pesado de leer, por cómo es Tik Tok, que no deja de ser un robot... asesino. Con las tres leyes.

58. La casa del poder (Atherton I) de Patrick Carman 8/10 Una trilogía que me encanta.

59. Cien años de soledad de Gabriel García Márquez 9/10 Si has leído La casa de los espíritus te das cuenta de que es una copia mal calcada de Cien años de soledad. Estúpida Allende. Por cierto, solo al final entiendes por qué se llama así el libro. Es muy bueno.

60. Colmillo Blanco de Jack London 9/10 Es un libro que recomiendo leer en verano, porque es fresquito. Tiene lugar en la tundra helada. Brrr... Lobos.

61. El caso de un cocodrilo en Internet de Joachim Friedrich 5/10 Este va un poco en plan "no me hagas reír".

62. El círculo de fuego de Marianne Curley 5/10 Pésimo a más no poder.

63. La señora Frisby y las ratas de NIMH de Robert C. O'Brien 9/10 Un clásico que siempre me ha gustado. Más ratones.

64. El dia que en Gluck va arribar a la Terra de Jordi Sierra i Fabra 7/10 Es muy bueno... pero el final te deja hecho polvo. Es como "¿¡Por qué!?".

65. La vida imaginaria de Mara Torres 9/10 Este me gustó mucho. Muy terrenal, pero moló mucho.

66. El corsario negro de Emilio Salgari 7/10 ¡Piratas! ¡Filibusteros! ¡Y pobre capitán!

67. El ponche de los deseos de Michael Ende 8/10 Es infantil pero recomendable.

68. Erebos de Ursula Poznanski 5/10 Es de lectura pesada. Aviso.

69. El príncipe y el mendigo de Mark Twain 7/10 Gran clásico.

70. El perfume de Patrick Süskind 8/10 No pierdes nada por leerlo. Es tan bien un buen libro. Me gustó bastante, aunque el final es muy bestia.

71. El sombrero de tres picos de Pedro A. de Alarcón 7/10 Creo recordar que era una obra de teatro... es bastante buena aunque algo absurda.

72. La ciudad de la bruma de Daniel H. Chambers 7/10 Je, je.

73. El jardín secreto de Frances H. Burnett 8/10 Es un libro para tomárselo con calma y muy bonito.

74. El retrato de Dorian Grey de Oscar Wilde 8/10 La locura termina invadiéndote.

75. Hacia el norte de Donna Jo Napoli 9/10 Otro libro fresquito para el verano que te enseña muchas cosas sobre el polo norte... y a no ser una mamá pollo.

76. Las aventuras de Tom Sawyer de Mark Twain 7/10 Se puede considerar la primera parte de la trilogía. Es bastante grato de leer.

77. Tengo suerte de Alexa H. von Lange 7/10 Libro terrenal, pero excelente.

78. Sin novedad en el frente de Erich M. Remarque 7/10 No me gustan los libros bélicos y no es una excepción.

79. Aún te quedan ratones por cazar de Blanca Álvarez 8/10 Chocante. Triste. ¡Saca un pañuelo!

80. Madame Bobary de Gustavo Flaubert 5/10 Una egoísta y egocéntrica.

81. Diario del joven maniático de Aidan Macfarlane & Ann McPherson 5/10 Digamos que es un libro sobre sexualidad y la adolescencia pero con trama.

82. La vuelta al mundo en ochenta días de Julio Verne 9/10 ¡Me encantó! Muy recomendable. El final te da una patada.

83. Cumbres borrascosas de Emily Brontë 6/10 Es un culebrón, pero versión libro.

84. El poder de los sueños de Elena Kedros 9/10 Parece de autoayuda pero es muy bueno... y no es de autoayuda. En serio.

85. Jane Eyre de Charlotte Brontë 8/10 Curiosamente, me gusta más este que el de su hermana. ¡Ja!

86. Misterio en el castillo del terror de Robert Arthur 7/10 Es de la colección de los Tres investigadores. Son todos muy buenos y entretenidos de leer.

87. El brillo de las luciérnagas de Paul Pen 7/10 Te engancha desde el primer momento.

88. El bolígrafo de gel verde de Eloy M. Olaria 8/10 Este es otro que me enganchó desde la primera palabra. No pude parar hasta el final... aunque es un poco "¡venga ya!"...

89. El fantasma de la ópera de Gastón Leroux 9/10 Es uno de esos que me leí por curiosidad. No decepciona pero tampoco entusiasma.

90. Misterio del loro tartamudo de Robert Arthur 8/10 Toma puzzle.

91. La primera crónica (La compañía negra I) de Glen Cook 9/10 ¡Atrapaalmas!

92. La pirámide roja de Rick Riordan 7/10 Mucho egipcio vas a aprender tú.

93. Misterio de la momia de Robert Arthur 6/10 Interesante.

94. Misterio del fantasma verde de Robert Arthur 6/10 Ídem.

95. Misterio del tesoro desaparecido de Robert Arthur 7/10 No pienses en un cofre.

96. Nubes de ketchup de Annabel Pitcher 9/10 Engancha. Mucho. Demasiado. Es buenísimo.

97. Las ventajas de ser un marginado de Stephen Chbosky 8/10 Tiene poco o nada de marginado, pero hay libros recomendados en su interior.

98. Luck Starr - Ranger del espacio de Isaac Asimov 6/10 Se me hizo pesado de leer. Extraño.

99. Visiones de robot de Isaac Asimov 9/10 Son un conjunto de relatos que me gustaron mucho. Sobre todo el del narrador.

100. El oficinista de Guillermo Saccomanno 8/10 Tienes que tener un poco de cuidado a la hora de cogerlo, porque es un pelín raro.

101. Tribulaciones de una cajera de Anna Sam 7/10 ¿Es necesario que diga algo al respecto?

102. Laura y Julio de Juan José Millás 5/10 Aburrido.

103. Humo y espejos de Neil Gaiman 7/10 Conjunto de relatos. Hay algunos que son guiños hacia Lovecraft.

104. Lo que sé de los hombrecillos de Juan José Millás 8/10 Extraño, insólito y poco recomendable.

105. Lolita de Vladimir Nabokov 9/10 Se hace pesado de leer pero no deja de tener su punto interesante.

106. 20 relatos del fin del mundo de Varios autores 7/10 Unos mejores que otros, y otros que son en plan que no pintan nada ahí.

107. Los flood (¡qué vecinos!) de Colin Thompson 8/10 Como la familia Adams, son muy parecidos, solo que con algunas diferencias notorias (como Valla)

108. Retrato en sangre de John Katzenbach 8/10 Reconozco que tardé en leérmelo, pero es un thriller psicológico del asesino muy bueno.

109. Caída y auge de Reginald Perrin de David Nobbs 7/10 Comedia inglesa. A veces solo te ríes de lo absurdo. Como lo del camión de transporte con forma de gelatina...

110. Cuentos selectos de Edgar A. Poe 7/10 Algunos relatos pueden darte escalofríos y otros sencillamente te dejan indiferente. Como todos.

111. Viaje al centro de la Tierra de Julio Verne 8/10 Estúpida brújula...

112. El matadragones que tenía el corazón pesaroso de Marcia G. Powers 9/10 Entretenido y sabio

113. La voz de Drácula de Fred Saberhagen 9/10 Uno de mis favoritos

114. La insólita amargura del pastel de limón de Aimee Bender 8/10 Insólito ya de por sí mismo. Me recordó a Nubes de Ketchup, no sé por qué...

115. Crónicas marcianas de Ray Bradbury 7/10 Muchos relatos marcianos, no es muy lineal.

116. Ana de las Tejas Verdes de Lucy M. Montgomery 8/10 Ana al comienzo habla mucho, por los codos y no tiene la cabeza en tierra como se suele decir, pero vale la pena.

117. Enemigos del sistema de Brian Aldiss 7/10 Irónico. Mucho, mucho, mucho.

118. L'infant i l'escola bressol de Pepa Òdena 5/10 Lectura obligatoria.

119. Roxana o la cortesana afortunada de Daniel Defoe 6/10 Cero o nada de erotismo explícito. Y la hija que por saco daba al final, ¿eh?

120. Despereaux de Kate DiCamillo 9/10 ¡Más ratones!

121. El fantasma del doctor Tufo de Bat Pat 8/10 En fin...

122. El diablo embotellado de Robert L. Stevenson 8/10 Entretenido de leer y bastante tierno.

123. La jaula de alpahaca de Natalia Demidoff de Joltkevitch 5/10 Muermo. Ni te molestes en leerlo, es una pérdida de tiempo.

124. Ada (sin hache) de Natalia Demidoff de Joltkevitch 5/10 Tres cuartos de lo mismo de lo anterior. Solo que en versión breve.

125. Nos enterrará a todos de Natalia Demidoff de Joltkevitch 4/10 Pérdida de tiempo, no, lo siguiente. Tiene un final que es como que la autora se pica porque ya se sabe quién es el asesino cuando lo lees. Un muermo.

126. El monstruo de las cloacas de Bat Pat 8/10 Ujum...

127. Colorado Kid de Stephen King 7/10 Te deja con el misterio colgando.

128. Encanto fatal de Melissa Marr 9/10 Me hacía gracia cuando leí la sinopsis, pero, repámpanos, es bastante bueno.

Y con eso terminamos con el primer propósito, como decía más que cumplido.

2. Terminar La historia de Moor

Hecho, aunque me gustaría corregir más de una cosa... pero eso más adelante. Que hay que descansar de tanto alien y tanta bronca. ¿O qué?

3. Escribir 200 palabras diarias

Al principio parecía divertido, pero luego se volvió un lastre. Pero cumplido, eso es.

4. Escribir 300 palabras diarias de eso.

Sigue siendo un secreto, pero está más que cumplido porque lo acabé. Sorpresa, sorpresa.

5. Recuperar mi pueblecito

Eso fue fácil...

6. Jugar un año al Animal Crossing

No cumplido. Es obvio por qué...

7. Aprobar con buenas notas el curso

¡Jo! Estoy aquí, ¿no? No veas tú que notazas sacaba yo en biología...

8. Terminar las sopas de letras

Sin cumplir. No he tenido tiempo (ja, ja, ja)

9. Empezar un diario por año nuevo

Supercumplido. Y de hecho, fue mi refugio real para el acoso constante de la ex de mi pareja. No veas tú que pesada era la tía...

10. Terminar el diario por fin de año

Terminado... el cuaderno en sí, no, pero lo que es la fecha, completo. Así que diremos que sí.

11. Recuperar Mis memorias en Atlantis

Hacerlo, lo hice. Pero no he sido nada constante...

12. Empezar las viñetas

Las hecho de menos. Cumplido. Pero no me dejaron seguir. Cosas de piques con ajos.

13. Terminar de editar La leyenda del kobold I

¡Ups! Aún voy por el 4º capítulo.

14. Recuperar Valiente deku

¡Ahí va! Sin cumplir, obvio

15. No comerme tanto el coco

Misión imposible.

Bueno, pues contando, he cumplido... 10 de 15. Oye, no está nada mal. Todo un record.

Y para terminar de despedir el año, digamos adiós oficialmente a la pesada de los 2 años y medio y al Bachiller. ¡Ea! Mañana los propósitos para este año que viene. ¿Sí?

¡Au revoir!, dijo Voltaire :)


viernes, 13 de diciembre de 2013

¿Bum-bús?

¡Que es viernes trece!

Acabo de darme cuenta. Déjame disfrutar del momento.

Madre mía. Ya solo me queda un examen por hacer y ya estoy intentando limpiar las telarañas que hay por aquí porque no veas tú que superabandonado tengo Positrón. Je, je, lo de siempre. Se me acaba el año y ya voy pensando en los propósitos de año nuevo mientras intento acabarme unos pocos libros antes de que me den las uvas, ja, ja. Que no quiero empezar el año y ya empezar a anotar que si cinco libros leídos.

Na... Este año serán 125 viendo que he llegado bastante bien a los 100 de este año.

Y no, no me he muerto. Pero tendré una semana que no sé qué decir porque me voy a Bélgica. ¡A pasar frío! Ja, ja, ja. No me gustan los aviones, pero hay cosillas que me gustaría ver y probar así que espero que el yuyu y el sustito valga la pena. ¿O no? Espero también traer muchas fotos. Eso es lo que intento últimamente. Muchas fotos de todo.

Y nada, que tengo sueño, lo de siempre.

¡A disfrutar del finde, yuju!

¿Glu glu glu?


jueves, 5 de diciembre de 2013

¡Una lápida! ¿Para mí?

No me he muerto. Estoy de exámenes.


lunes, 11 de noviembre de 2013

Gaviotas que tuvieron a gatos que los enseñaron a volar...

¡Je!

Los que no sobreviven a los Lunes deberían ser recordados como algo así... como héroes que perdieron tan valientemente la batalla contra el inicio de la semana. Sinceramente, yo no sé cómo me las apaño para aguantar los madrugones de los Lunes, y la pesadez de las clases de estos...

Y, cómo no, siento que estoy perdiendo el tiempo con trabajos que a veces no les veo el sentido (aunque intento disfrutar con ellos).

Las partidillas siempre quedarán apartadas en los infinitos períodos de exámenes, mientras que aquellos valientes kobolds se quedan un poco como los hermanos Boppin cuando estabas unos segundillos sin mover ficha...

¡Ay, que echo de menos pasar horas escribiendo, pero que me falta tiempo (y ganas) para hacerlo!

Pero, eh, el fin de pasado vimos a Cthulhu.

PD: Lo hemos tenido que buscar
porque no sabíamos escribir el
nombre...

Dagón, je, je

viernes, 8 de noviembre de 2013

¡Tacháaaaaaaaaaaaaaaaan!

Lo bueno de los fines de semana, es que puedes hartarte a ver pelis.


miércoles, 6 de noviembre de 2013

Mostaza

¡Ay, quiero volver a jugar a los comandos!


¡Escríbeme pronto, Señor de los Muertos y patrón de los herreros!

lunes, 4 de noviembre de 2013

Naninanina ♪

¡Como se nota que es lunes! chaninanina Todo el día empollando chaninanina ¡Como se nota que es lunes, porque hoy no hay pescado! chaninanina

En serio, que fallo más tonto el mío, por no haber sacado del congelador el pescado. Jous.


viernes, 1 de noviembre de 2013

Ketchup

¡Mosquis!


miércoles, 30 de octubre de 2013

Días de lluvia

Caracol, col, col, saca tus cuernos y ven al sol ♪


lunes, 28 de octubre de 2013

Tortugas y caracoles

Cuanta más prisa tengas, más lentas irán las cosas. Y eso será así hasta el fin del mundo y más allá.


viernes, 25 de octubre de 2013

Comida para zombies

No hablo con idiotas.

Al menos, eso es lo que debería sacar en claro después de toda la tontería de la lobotomizada. Que por un estúpido papel secundario en una obra de teatro que es más bien un apoyo para examinarnos de canciones infantiles me las hayas hecho pasar putas, es para flipar.

Creo que ya dejaste bien claro que eres idiota, desde el primer momento. Pero de ahí a hacerte arrancar parte del cerebro por una estúpida ideología política, hey, aquí hay algo que falla, ¿no?

Osea, conmigo no cuentes en futuros grupos. Conmigo no cuentes para hacerte el trabajo sucio. Conmigo no cuentes para traducirte tu trocito triste de frase que tienes que decir. Y a la próxima, olvídame en la parte de redactar, porque quedas como una traidora, una chiquilluela y, por supuesto (y mi término favorito con el que me referiré hacia ti para y por siempre), una lobotomizada.

Oveja en un redil, con medio cerebro dado de comer a unos insensibles zombies. Beeeeee.

Que te vaya bonito, idiota.

Raw, raw, raw, comida, comida.

miércoles, 23 de octubre de 2013

Arde, arde, arde

Espero que el calor que siento sea el sol y no cosa del hipotálamo, porque no estoy para quedarme en casa, guardando cama como quien dice.


lunes, 21 de octubre de 2013

Lo escribirás tú

La testarudez es una de esas cosas que, en determinados asuntos, me sobrecarga. Y es que no lo podía decir en serio, ¿no?


viernes, 18 de octubre de 2013

Plop, plop, plop...

Me gustan los días de lluvia. No porque los zombies se vayan a refugiar (porque no lo hacen), si no por el repiqueteo de la lluvia en la arena, en la nieve, en el tejado de madera. Me gustan los días de lluvia porque parece que sea un intento de limpiar la tierra. Me gustan los días de lluvia porque los creepers se ponen muy filosóficos.

Me gustan los días de lluvia.

Y tal vez volar aquel puente no fue tan buena estrategia después de todo.


miércoles, 16 de octubre de 2013

Chapuzón

A veces, la antipatía es una de esas cosas que no puedo soportar. Y menos aún de las personas hipócritas. Osea, espero no verte nunca haciendo lo contrario de lo que dijiste ni mucho menos enarbolando el "compañerismo", Key. Espero que no.

Por otro lado, tengo ganas de que llegue el viernes de una vez, mañana otro examen y me han dado un motivo más para no ir al espacio.

Y, jopé, como echo de menos las aguas fresquitas de A.

Qué zen

lunes, 14 de octubre de 2013

De atlantianos

Hoy no sé qué poner...

Excepto eso que dijo James el otro día, delante de un café y compañía dulce.

El poder de abrir la nevera y fijarme en las cosas.

Es un superpoder envidiable, sobre todo para las personas despistadas.

No es una alergia,
no es un ojo,
no era kriptonita.

Vamos, un día de lo más normal.

Que no me olvido

viernes, 11 de octubre de 2013

Arena, arena, arena.

Se nota que es viernes. Está lloviendo, he terminado con mi primer examen y no tengo prisa por terminar más de un tema.

Y llevo algo dentro que tal tuve que haber sacado el miércoles...

Contemplaba, desde una azotea, la vida pasar. En silencio y con una sonrisa oculta, contemplaba como llegaba su destino con pasos pesados. Arena. Ojalá que el viento no se la lleve. Él se situó a su lado, desenfundando las katanas, contemplando al monstruo pasar, grande y con demasiados miembros para contarlos sin contar. Ruprecht la miró, como queriendo decir "¿Qué? ¿Vamos?". Sam olía su impaciencia, pero no iba a ser fácil. Ambos estaban asustados por mucho que se empeñaran en negarlo.

Y dio el paso.

Un paso al vacío y un abrazo de este. Abajo, y cada vez más rápido. Ruprecht se deslizó fachada abajo, corriendo como una liebre por las cristaleras, ágil como un ratón, pero tanto miedo. Salto, un empujón, Sam aterrizó sobre el monstruo y recogió, de paso, a un emocionado Ruprecht.

Arena. Espero que el viento no se la lleve.

Retazos de sangre. Retazos de una caída. Trozos y oquedades de un grito.

Arena. Espero que el viento no se la lleve.

Retazos de una caída.

Espero.

Que el viento.

No se la lleve.

Arena.

No es exactamente lo que tenía en mente. Para ser franca, lo que tengo en mente nunca me sale como quiero. No sé por qué, pero creo que siempre voy a ser completamente incapaz de intentar plasmar literalmente lo que se me ocurre.

La, laaaa, la, laaaaa, lalalala ♪

Life is good.


miércoles, 9 de octubre de 2013

Del montón

Aún me acuerdo cuando en casa de aquel amigo jugué con sus hombres de acción (copias de copias), simulando una traición, matando al que le puse el nombre de Jimmy. Seamos francos, ese nombre está hecho para que el personaje de pena, para que se arrastre a lo largo de la historia, suplicando por un poco de morfina, o para que alguien esté suplicando por él en plan No te mueras, Jimmy.

El caso es que Jimmy se murió por la punta de un arpón. Ahí, directamente a su pecho, clavada hasta el fondo. En su momento me pareció absurdo. Y ahora me parece un objeto de estudio interesante sobre mi infancia. O lo que pretendía ser mi infancia tardía (porque, siendo francos -esta vez no hago el chiste-, aún no la he terminado).

Otro caso arrastró a mi hermana. El típico verano de construir el castillo de los clics (playmóvil), con sus personajes preferidos y los míos, con sus caballeros seductores y con unos villanos refunfuñones. Esa noche de constantes venganzas y de amaneceres heridos. De una especie de arquero que hería a alguien o que él mismo era herido y que el jovencillo aprendiz al que tenía bajo su tutela decidía vengarse del otro, y así sucesivamente. Me acuerdo, sobre todo, de que el hecho de clavar un puñal (o una espada) en la noche, los sonidos de gemidos de dolor que generábamos, absortas en la típica trama eran lo mejor de todo. Aunque creo que exageramos demasiado el asunto.

Y ya, saliéndose mucho tema, no mencionemos lo de la radio. Qué obsesión más banal.

Pero, volviendo a Jimmy, creo que era uno de mis nombres predilectos para terminar acabando torturando o asesinando de forma lenta y dolorosa al portador del susodicho nombre. Ahora no me atrevería, porque me daría hilaridad o algo semejante. Ahora sencillamente dejaría que los personajes hicieran por su propia cuenta, que se quisieran, se mataran, se odiaran o sencillamente existieran todos en una misma hoja de papel. Eso para los textos serios.

Pero cuando se trata de que S. se vengue malamente de D. porque D. hizo algo involuntario y por culpa de R., ahí no hay personaje propio que valga. Ahí intervienen los intereses propios, los quiero que pase esto y buscaré la manera de que quede natural. Porque D. siempre tiene que sufrir por algo. No es el caso de M. Eso es más complicado porque lo lleva en los genes.

Tal vez debería aventurarme con Jimmy. Tal vez debería reproducir lo que aquella tarde de verano sosa decidí hacer para entretenerme y otorgarme ese pequeño placer del ¡No, Jimmy, no! A lo mejor lo escribo, no lo sé. 

Pobre Jimmy, ¿no?


lunes, 7 de octubre de 2013

Hasta morir y más allá


Ya te conquistaré yo,
bajo una tronada de lluvia,
y luego,
saltaremos los dos al vacío.

¡Ay! Soy un zombie sin cerebro,
viajeros nocturnos,
de las bonitas cavernas.

¡Ay, ay, ay! Soy un zombie,
sin cerebro
ni corazón.

La lluvia no me moja,
la espada no me hiere,
pero el sol me quema.

viernes, 4 de octubre de 2013

¿Mister qué?

Buff.... Últimamente llevo unos días que se pueden llamar "normales" para el resto del mundo pero que a mí me llevan un poco con el agua al cuello. Siempre nos quedará Daft Punk ♥

El caso es que ya me han puesto mi primer examen y estoy (en serio) pegando botes de alegría porque ya nos estamos examinando de lo que yo llamo Historia (M4). Ya se me pasará... espero. Tengo la garganta hecha un cisco (y no, no es de gritar) porque me estoy incubando algo, para variar.

De paso, me estoy volviendo más infantil cuanto más tiempo paso en clase. Es en plan que cantar canciones infantiles y jugar y aprender más sobre la mente (y alimentación y tal) de los niños, me está poniendo a su altura. No sé cómo diantres me aguanta James, ja, ja, ja. No me aguanta. Y punto.

Que lo de Degra lo tengo un poco dejado de lado... Pero es que a Dobby no hay quién lo aguanta. Seamos francos (necesitamos más pantanos...), si Shad no lo ha partido ya por la mitad, es porque tiene una voluntad envidiable. De verdad que sí.

¡Eh!


We're up all night to get lucky ♪

Que podría ser peor. Podría volver con petit Joan. Jajajaja. No.

miércoles, 2 de octubre de 2013

¿Boom?

Hay días aburridos y otros que como no te des prisa se escapan. Creo que los minecraftianos son un poco del segundo caso. En un momento estás buscando alimento y al instante siguiente, ¡bum!, huyendo de los creepers. Que vida esta.


lunes, 30 de septiembre de 2013

Raw, no te demores. Raw, raw.

Lo prometido es deuda... o al menos, eso dicen. Cuidado, que es un poco... picantón.

Discutían. Se hablaban a gritos. Intentaban imponer sus ideas el uno sobre el otro. Kusary los mandaba callar con toda la educación que los acuáticos poseían. Las discusiones como aquellas no los iban a llevar a ninguna parte. Dolim permaneció largo rato de pie a pesar de que él ya se había sentado. Los insectoides le miraron, interesados, hasta que volvió a sentarse y permaneció mudo hasta que le volviesen a hacer saltar. Lanzó miradas de lo que parece ser odio, cuando no puede ser todo más engañoso a ojos de los demás. Degra sabía que le está mirando pero evitó encontrarse con sus ojos rasgados, tan curiosos en los de su especie. Terminaron la reunión. Estaban todos agotados y demasiado tensos para no pensar en nada más. Dolum, como siempre, el primero en salir. No quería que le entretuviese nadie. Tenía una cita pendiente.

Degra tragó saliva, algo nervioso. Tomó un camino distinto al del aparentemente enfurecido reptiloide. Los miembros se dispersaron por lo largo y ancho del Consejo, un lugar bastante grande y cavado en la montaña de un planeta eternamente neblinoso, ocultos en la Extensión Délfica. El humanoide se detuvo en un recodo del pasillo, cerca de las puertas de una habitación, pensativo. Rememorando lo que, en el furor de la batalla verbal en la que nuevamente se habían lanzado ambos, le había dicho el comandante. Parecía tan enfadado... Unos pasos se acercaban a él; llegaba más pronto de lo normal. ¿Tan ansiosos estaban por volver a verse? Los pasos y su dueño giraron la esquina. Dolim se detuvo y miró a Degra antes de acercarse a él si quiera un centímetro más, desesperándole. Sin embargo, no hace ningún intento por aproximarse.
-¿Sigues pensando que no debemos exterminar a esos humanos? -masculló el comandante, tan duro como sus escamas, tan elegante con su porte.
El humanoide tardó en contestar, tragando saliva.
-Sí. Sigo pensando en salvarles porque es todo una burda...
El comandante se acercó a él en dos zancadas, acortando de una forma tajante la aparentemente abismal distancia que los separaba. Cerca, muy cerca, pero no lo bastante como para que Degra se atreviese si quiera a levantar la mano para rozarle las escamas de su tenso rostro.
-Es inútil que te andes con esas. El Consejo se podrá de mi parte y se acabó el problema.
Parecían palabras de verdad, pero solo quería cercionarse de que no andaba nadie cerca. Una tensa sonrisa por parte de Degra. Una mirada de reojo a la esquina que los protegía en apariencia. El comandante, por fin, alzó la mano y le acarició la mejilla con un dedo. Le había echado de menos, pretendía decir aquel gesto. El humanoide se estuvo preguntando largo rato después como lo había hecho para no lanzarse a sus brazos, como con tanto anhelo le pedía su cuerpo. 

Dolum se apoyó con una única mano en la pared, tapando el rostro de Degra para cualquier incauto que se atreviera a girar la maldita esquina en aquel condenado momento. Se relamió los labios, un poco secos. Sí, le gustaba desesperar al humanoide porque sabía que este era consciente de que solo él llevaba las riendas. Que se imponía sobre su persona como lo hacía con sus subordinados. Un suspiro quedo y entrecortado salió en aquel instante de los labios de Degra. Desesperación no era lo único que sentía en su interior. No quiso darle más demora el comandante, quien, inclinándose lentamente sobre él, posó un pequeño y casto beso en los labios secos y desesperados del humanoide. Probó otra vez. Uno más corto que el anterior si es que se puede segmentar más aún el tiempo de roce, de angustia y anhelo que había en tan diminuto gesto. Degra quería lanzarse sobre él y darle lo que llevaba tiempo esperando. Quizá desde la medianoche en que lo abandonara hasta el día siguiente, quizá desde la mañana, donde le diera un beso corto y seco, como si fuera una promesa.

Pero el comandante no solía defraudarle y pronto volvía a bajar, como un pájaro que vuelve a intentar cazar a su presa, para dejar más tiempo sus escameados labios sobre los suyos, más humanos, más carnosos y quizá un poco más húmedos. No intentó entonces abrirle más la boca para averiguar cuánto le había añorado, cuánto le había deseado en sueño y cuán daño le había hecho su falta. Rozaban sus labios su superficie, bailaban sobre los suyos a un compás incierto, obligando al humanoide seguir un ritmo algo extraño pero sumamente delicioso. Se separó de él unos milímetros mal contados, con una sonrisa divertida y burlesca en aquella arma que tanto gustaba usar. Y volvió a emprenderla, con casi el mismo anhelo que Degra sentía por él, con más intensidad que antes, con más pasión. Casi parecían decir que deseaba desnudarlo allí mismo, sin importarle lo que pudiera pasar. Casi.

Alzó la otra mano y le acarició el cuello, maldiciendo el cuello del maldito uniforme que llevaba. No quería darse por vencido en aquella etapa. No, era demasiado pronto. Continuaban sus caricias más arriba, subía por la oreja, algo ardiente, para luego volver a bajar. Se pasearon con todo gusto sus dedos por el hueso de la mandíbula inferior, notando su leve estremecimiento y, por fin, con un solo dedo en su barbilla, presionó sin hacerle daño para que abriera la boca. Ahí estaba su lengua, inquieta, indomable, cansada de la constante espera para invadir la cálida boca del reptiloide, que permitió la intrusión, sin retroceder, dándole aquel pequeño regalo a un añorado humanoide. Lengua reptiloide, algo afilada en el discurso de sus palabras en el Consejo pero cándida en sus secretos besos demorados. Dolum retiró con discreción la mano de la barbilla y emprendió el intrépido y atrevido camino por las franjas de su uniforme sin dejar que su lengua estuviera quieta un momento, dejando a ratos cortos y muy breves el mando al humanoide, confundiéndolo más. 

Y entonces, para desesperación de Degra, se separó otra vez, dejándole con el ansia, con una sed insaciable de sus besos. Contemplaba desde la cercanía sus ojos rasgados, con un brillo incierto de travesura y picardía. Un corto beso, nada comparado con lo anterior, llegó a sus labios. Se retiró de su lado el comandante candente, dejando a un mudo humanoide, jadeante, contra la pared. Pero quería más, por supuesto. Pero Dolum no se lo iba a dar en aquel momento. Antes de tomar otro camino, un susurro le hizo llegar al oído.
-Más tarde pasaré por tu habitación. No te distraigas con inoportunos deberes del Consejo.
Degra, nuevamente, tuvo que tragar saliva antes de poder contestar. Desesperación era su mayor sentimiento. ¿Cómo se atrevía a dejarlo a medias, incompleto y ardiente como una espada recién sacada del metal fundido?
-No te demores.
El comandante empezó a desandar el camino cuando las palabras del humanoide le hicieron sonreír y darse la vuelta para contestar con una simple mirada.
-Por favor.
Desapareció por la esquina que había venido. Degra tardó rato en recuperar el aliento y luego ponerse en camino hacia su habitación, con el ardor todavía presente, con los labios húmedos por el contacto de los del reptiloide. ¿Le obligaría a esperar hasta la noche? ¿Le haría esperar un día entero antes de hacer acto de presencia en su habitación con una de sus sonrisas que no solían presagiar nada bueno? Esperaba que aquella mirada significase lo que había intentado interpretar. Cruzó el umbral y cerró la puerta tras de sí, soltando un jadeo. Notaba que la ropa le molestaba, le aprisionaba. Dejaba de ser una segunda piel para ser algo que deseaba quitarse... sin embargo, aguantó. Quería que él mismo lo desnudara, quería que con sus manos lo recorriera hasta dejarlo en un límite que tantas veces había intentado mantener. Se aproximó a la ventana y contempló el paisaje, esperando. El tiempo parecía haberse detenido por lo lento que pasaba y él comenzaba a sentir nuevamente la desesperación arder en su pecho.

Entre tanto, el comandante se dio una vuelta con paso tranquilo por el complejo, aún a sabiendas de que Degra estaría haciendo todo lo posible por no tocarse, por no desnudarse o sencillamente quitarse los pantalones y saciarse en su nombre. No se atrevería a hacerlo, le anhelaba demasiado y se había asegurado de que entendiera justamente lo que deseaba que comprendiese. Esperaría hasta el último minuto, hasta el último segundo. Hasta que llamara a su puerta y entonces pudiera volver a sentir arder la hoguera que tenía dentro. Una sonrisa más lobuna que de lagarto asomó en sus labios mientras mantenía el ritmo de sus pisadas, contemplando los detalles de los pasillos y salas por las que pasaba. Él mismo estaba candente pero le gustaba mandar sobre Degra. Le gustaba tenerlo prácticamente a sus pies con una mera palabra solo por ser reptiloide y orgulloso. Nada más que por ello le permitía morderle, acorralarle, cometer los actos que deseara. A veces creía que le gustaba ser dominado pero en demasiadas ocasiones había visto ya el brillo de la rebeldía en sus ojos oscuros para saber que aquello era una verdad a medias.

Evitó suspirar y rememoró la medianoche, en cómo le había doblegado y posteriormente le había dejado tomar el mando como recompensa por lo hecho. Se planteó el reducirlo a su esencia, ser más dominante, hacer que le besara aquella vez las botas. Y volvió a sonreír. Aquella vez, al menos, le gustaría tenerlo acorralado contra la pared, a su merced y a la de nadie más, sin posibilidad de darse la vuelta o cambiar las tornas. Quería ser cruel, quería martirizarlo hasta el extremo de que tuviera que suplicarle para que se detuviera. Sí, aquel día necesitaba que Degra le diera su parte de orgullo. Lo necesitaba como buen reptiloide que era. Le quedaba un cuarto de camino cuando decidió con una precisión algo frívola lo que hacer nada más llegar a la habitación, relamiéndose los labios. Quiso apretar el paso pero eso sería llegar antes y darle la esperanza que no quería que tuviera. No, no, para su juego, debía estar desesperado... y luego lamentarlo. 

Se encaminó con discreción hacia la habitación de Degra. No era muy difícil, pues no había nadie por la zona y seguramente sus congéneres estarían fuera, como los insectoides o relajándose mientras pensaban en la próxima asamblea, como los acuáticos. Se detuvo frente a la puerta del humanoide, volviendo a relamerse los labios. Llamó con rudeza y él dio el permiso para poder pasar. Cruzó el umbral y cerró tras de sí. Empezaba el juego. Él se giró y le miró. Había estado contemplando el paisaje mientras los segundos se le hacían minutos y los minutos horas. Empezaba a pensar que no iba a venir en todo el día, que se reservaría para la noche cuando su llamada lo sobresaltó. Por un instante, temió que pudiera ser alguien que no fuera Dolim, para ocnvocarlo a una nueva reunión, a pesar de que intuía que eso no era así. No quiso sonreír pero poco le faltó. 
-Hola, Degra -saludó, casi ronroneando.
-Comandante -respondió el aludido, con voz firme, sin delatar que por dentro estaba ardiendo; le necesitaba con urgencia, sin demora y al instante.
Como si le hubiera leído el pensamiento, se aproximó a él, poniéndose detrás con una lentitud exasperante. Degra tuvo la tentación de darse la vuelta, quisiendo preguntar qué pretendía, pero no lo hizo al notar el aliento del comandante en la nuca. ¿Qué tramaba?
-¿Llevas mucho tiempo esperándome? -le susurró al oído.
-Eso parece -contestó el aludido, evitando tragar saliva.
Dolim sonrió. Le sujetó los brazos y le empujó contra la pared, quizá con un atisbo de brusquedad, necesario para su pequeño juego. Le soltó las extremidades y le acorraló contra la pared, rozándole la ropa; estiró ambos brazos, apoyándolos en la pared, cortándole cualquier intento de huida, a sabiendas de que no lo haría. Su respiración era veloz, sus latidos aún más, como si su corazón deseara salirse del pecho. Estaba entre la excitación y la sorpresa. La sonrisa del reptiloide se ensanchó.
-¿Y crees que valdrá la pena que me hayas esperado tanto como te parece? -le musitó al oído, tan bajo que casi le costó oírle.
-No lo sé... -respondió Degra, con la garganta un poco seca.
El comandante se pegó a él y separó una mano de la pared para acariciarle el pecho, demasiado distante de la piel, rozando tan solo la ropa. Emprendió la bajada haciendo suspirar entrecortadamente a un desesperado humanoide.
-Y antes, ¿te demoré mucho? -susurró el reptiloide.
-No, no lo hiciste. Hubiera agradecido que te quedaras más tiempo conmigo.
-¿Sigues pensando en salvar a los humanos? -saltó Dolim, de un tema a otro, desconcertando al humanoide, sin saber que sus acciones dependían de su respuesta.
-Sí, ya lo sabes. Creo que las Creadoras de Esferas no nos cuentan algo.
Dolim desabotonó sus pantalones con dos movimientos sencillos y rápidos; preguntó a qué se refería. Degra intentó centrarse en lo que él le decía y no lo que sus manos hacían, asunto difícil pues ya le había bajado suficiente las prendas para actuar con más libertad.
-Degra, te he hecho una pregunta -gruñó el comandante, asiendo con fuerza sus testículos, arrancándole un doloroso gemido-. Respóndeme.
-¿Por qué... intentan ponernos... en contra de los humanos...? Eso es lo que nos andan ocultando -jadeó el humanoide.
Dolim suspiró cerca de su oreja, haciéndole estremecer. Bajó la otra mano y le arañó la pierna con fuerza mientras ascendía.
-Eres testarudo. Ellas intentan salvarnos de nuestra destrucción.
-Ellas son nuestra destrucción.
Dolim desnudó el excitado y dolorido pene de Degra con un tirón; el humanoide gritó de placer y dolor al mismo tiempo.
-Vuelve a repetir eso -susurró el comandante, pasando un dedo por la desnuda verga del humanoide, acariciando su cabeza con el pulgar, presionando de vez en cuando.
-Ellas... son... nuestra... ah...
-¿Destrucción? -le ayudó el comandante, empujándole hacia delante, tocando entonces la punta desnuda de su verga con la fría pared.
Degra gimió e intentó separarse del contacto helado, que le quemaba la piel sensible del glande pero Dolim se lo impidió, aplicando su fuerza bruta. El humanoide intentó retener el gemido ahogado que salió finalmente de su garganta para entero placer del comandante. Jadeó entonces en varias ocasiones el humanoide, llegando incluso a gemir, desesperado por cesar aquel cruel contacto.
-No sé cómo puedes decir eso, Degra -musitó él, sonriendo-. Los humanos son un problema que hemos de exterminar, intenta comprenderlo.
-Ellos... son... la solución... ah... Dolim...
-¿Sí, Degra? -preguntó el comandante con toda la inocencia que pudo poner a su tono.
Dejó entonces que el humanoide se separara unos pocos centímetros de la pared, humedecida allí donde le había obligado a apoyar su verga, dejando que la volviese a recubrir la piel de la misma manera que se la había retirado. La otra mano, aún aferrada a sus testículos, empezó un lento masaje que desconcertó a Degra.
-Los humanos son el problema, ¿entiendes?
-No, Dolim... ellos intentan ayudarnos.
El comandante volvió a aprisionar en un fuerte abrazo lo que acariciaba anteriormente con mimo mientras que la otra inició un lento masaje con su excitada y calenturienta verga.
-Te duele, ¿verdad? -ronroneó el domador, feliz de que se estuviera retorciendo contra él y no contra la pared, como había temido.
Le gustaba el roce de su ropa y casi hubiera agradecido que le dejara sus labios, pero aún era pronto para eso.
-No sé... a qué... te refieres...
-No te conviene jugar conmigo, Degra si no quieres salir mal parado de este asunto -masculló el comandante, volviéndolo a acorralar con fuerza contra la pared.
Le oyó gemir. Notaba que le quedaba poco para correrse si continuaba su lento masaje en su endurecida y doliente verga. Aflojó un tanto la presión en los testículos y volvió a presionar. Pasó la lengua por su oreja y le advirtió:
-Si te corres, si una sola gota de tu semen sale de ahí, serás castigado.
-Pues... para... ah... Dolim, por favor... para... -gimió Degra, concentrado en no terminar en su mano. No era lo que deseaba. ¡No le podía hacer eso!
-Jamás. Contente. Aprende a aguantar a pesar de que continúe masturbándote.
-Dolim... -gimió Degra, en las últimas.
Su verga se movió y el comandante, en el último segundo, se detuvo para alivio del humanoide. Soltó un suspiro de alivio y quiso girarse pero él se lo impidió.
-Si no llego a parar, te habrías corrido -masculló el reptiloide, con un matiz ligeramente enfadado.
-No podía...
-¡Sí podías! -le casi gritó Dolim, sin estar enfadado realmente. 
Terminó por bajarle los pantalones y lo acorraló contra la pared para que su pene volviera a tocar la frialdad de la pared. Degra gimió de dolor. ¿Cuánto más en aquella insufrible posición? ¿Cuánto más aguantaría la quemazón contra la sensible piel?
-Podías haberte aguantado pero no has querido -gruñó el reptiloide, haciendo tragar saliva a Degra.
-Dolim... es imposible que...
Y mientras Degra intentaba hacerle entrar en razón, el comandante se quitó lo justo de los molestos pantalones del uniforme sin que el cohibido humanoide lo sintiera. Se rozó la verga con un escalofrío, ardiente y excitado como andaba tan solo de someter a Degra a lo imposible.
-¡No hubiera podido resistir ni aun con toda la fuerza de voluntad que...!
El comandante no le dejó acabar, masculló una sola palabra y le embistió con una fuerza animal y desesperada que arrancó un intenso grito al sorprendido Degra. Le acorraló, le obligó a que su polla se doblara contra la pared, desnudándosela con la mano libre mientras se abría paso por su oscura cavidad. Apretada y llena de espasmos, Dolim no se detuvo en ningún momento a pesar de los entre cortados gemidos del humanoide, a veces suplicándole que parase. Sí, justamente así lo deseaba. Una embestida sucedía a otra sin cansarse y sin darle un solo respiro al complacido y dolorido Degra.
-¿No es lo que tanto buscabas? -gruñó él, poniéndole una mano en la garganta, obligándole a apoyar la cabeza en su hombro en una postura bastante incómoda.
-Dolim... Ah... por favor, para...
-Jamás, humanoide. ¿Te gusta lo que sientes o te obligo a ponerte de rodillas?
-Me estás destrozando... Dolim... Ah... por favor... continúa...
El aludido sonrió y le apretó la garganta al tiempo que empezaba a masturbarlo lentamente a pesar de las protestas de Degra que pronto se tornaron inentendibles por las brutas embestidas que el comandante le ofrecía cada vez. Echó la cabeza hacia delante y le clavó los dientes en el cuello, con tal intensidad que le dejó una profunda marca. No tenía bastante. Quería ponerlo a sus pies, no a la altura de sus rodillas. Se resistía, se hacía el valiente ante él. No era eso lo que estaba deseando. No le estaba dando bastante y aquello no le gustaba. Con un gruñido le obligó a apoyar los pies en la pared, forzando aún más la entrada de su hasta en el humanoide. En aquella complicada postura, le masturbó con más fuerza, retirando la piel cada vez que volvía hasta la base y volviendo a cubrirla de un tirón, al mismo ritmo que le empalaba con la dura verga. Y logró que gritara. De dolor, de placer, suplicó por detenerle, suplicó por que no parara, no sabía lo que quería y al mismo tiempo lo quería todo. Dolim empezó a sentir los primeros espasmos de Degra por correrse y aumentó la velocidad en ambos lugares, forzándose a aguantar la ardua posición, notando en él mismo que aquello le gustaba para no llegar al final de aquel placer tan salvaje. Hundió los dientes en la oreja del humanoide en cuanto empezó a correrse en la oscuridad de Degra, mientras que este se dejó llevar por ambas cosas, pugnando por no gritar más de lo que ya estaba haciendo y luego caer desfallecido, agotado y algo saciado al suelo porque el comandante le dejó caer casi sin sentimiento cuando en realidad sentía algo por él que no había sentido, hacía demasiado tiempo, en nadie más. Se acuclilló ante él y le observó de la misma manera que Degra le devolvió la mirada.
-¿Y bien? -preguntó entre jadeos el comandante.
Pillado por sorpresa, Degra se lanzó sobre él, tumbándolo en el suelo. Se sorprendió incluso de que aún la tuviera lo bastante erecta como para intentar metérsela. Intentó detenerle, jugando con él, riéndose de su inutilidad para intentar violarle y luego terminar reduciéndolo en el suelo, riéndose a carcajadas del dominado Degra que jadeaba agotado y sin fuerzas. Se inclinó sobre él y le susurró al oído:
-A la próxima vez sé más rápido si no quieres que te tumbe.
-Maldito seas -gruñó Degra sin dignarse a mirarlo.
El comandante le soltó un azote que resonó en la habitación.
-Inútil -se rió Dolim-. No serías capaz ni de violar a una jovencita atada a la cama.
-Pero ambos sabemos que no busco eso, ¿verdad?
El comandante, sin dejar de reírse, se tumbó a su lado en el suelo.
-No, no busco eso. Pero nunca conseguirás atarme a la cama. Será más bien al revés.
-¿Qué te hace pensar eso? -masculló Degra.
-Soy más fuerte que tú en todos los sentidos, humanoide -sonrió el comandante pasando el pie por el final de la columna y bajando hacia los doloridos testísculos de Degra-. Creo que te lo acabo de demostrar.
-No lo bastante.
El comandante borró su sonrisa en un momento y clavó sus ojos rasgados en los azules de él.
-¿Qué has querido decir con eso?
El humanoide se acercó y secuestró su cuello con ambas manos, besándole sin recato alguno, buscando su lengua como si estuviera muerto de sed. Dolim, una vez más, se impuso sobre él. Boca arriba quedó Degra, sin abandonar sus labios ni un solo instante, sorprendido de la facilidad de Dolim para dejarse como si hubiera abandonado su cruel papel, como si su orgullo estuviera saciado. El comandante, sin embargo, acabó por tocarle la campanilla con la lengua, con lo cual Degra tuvo que apartarse con brusquedad para toser.
-Débil, además de inútil -ronroneó Dolim.
Supo, antes de que el humanoide lo pensara si quiera, que lo intentaría tumbar; por lo que cuando lo hizo se dejó lo suficiente como para que Degra se pusiera sobre él y lo volviera a intentar. Empezaba a introducírsela cuando el comunicador del comandante sonó, quien ya había empezado a soltar el primer gemido de desesperación cuando el maldito trasto se puso en medio. Se obligó a cogerlo y Degra atisbó una oportunidad de devolvérsela. Esperó a que contestara. Llamaban desde el puente de su nave. Parecía que había alguien esperándole. Justo cuando Dolim respondía, Degra acertó a ir metiéndosela poco a poco para desesperación del comandante, que con toda la fuerza de voluntad fue capaz de mantener el tono normal y colgar, lanzándole una mirada intensa de odio al humanoide. 
-Eres un hijo de...
Embistió y el comandante gritó de puro placer. Ese tipo de dolor lo adoraba, lo dominaba como si fuera una cálida brisa de verano, como el agradable calor del sol. Degra se inclinó más sobre él y se removió en su interior haciendo gorgorear a Dolim que lo sujetó por el pecho, clavándole las uñas a cada nueva débil embestida. Pronto la verga del comandante entorpecía la tarea de Degra, que se vio obligado a alzarse un poco. Sin embargo, el comandante le atrajo más hacia sí llamandolo inútil una vez más, entre gemidos nada aguantados que calentaban al humanoide de una forma que él mismo se sorprendía. 
-Si no sabes ejercer presión, quítate de encima y déjame trabajar -gruñó Dolim, recibiendo una fuerte embestida como queja por parte de Degra.
Entendió lo que quería decir y, apoyado en una mano, sujetó la enhiesta verga del comandante y la frotó contra sí, haciendo que ronroneara como solo un lagarto sabía hacerlo. Degra empezó a lamentar que tuviera ya ganas de correrse mientras que el comandante ni si quiera había presentado los primeros espasmos.
-Débil -gruñó entre gemido y jadeo él, al darse cuenta de que Degra estaba casi a punto.
Y sin que nada pudiera detenerlo, terminó por correrse con un ronco jadeo; Dolim le miró como queriendo decir que no iba a tener las agallas de dejarle a mitad. Sin demora, sacó su blando pene de las oscuridades relajadas del reptiloide y se inclinó sobre su verga aún dura y erecta, como burlándose de que hubiera terminado antes. Un simple lametón bastó para arrancarle un gemido fuerte a Dolim que prácticamente tiró la toalla de domarle, de impedirle hacer nada. Chupaba con intensidad, pasaba la lengua por los alrededores e intentaba sacarle algo de jugo a la humedecida verga. Su espalda se arqueó, metiendo más de aquel mástil de carne en la boca del humanoide. 
-Oh... joder, Degra... -jadeó Dolim, cuando él tiró con sus dientes de la piel protectora más dura que la del humanoide-. Sé que puedes hacerlo mejor, maldita sea -gruñó el comandante.
El aludido hizo bailar su lengua en el orificio de su verga mientras le acariciaba los testículos, primero con fuerza y luego con suavidad, volviendo a apretar y otra vez empezando. Aceleró el ritmo, sin dejar de succionar cada vez que sus labios se posaban de nuevo en el glande. Dolim gruñó algo semejante a un "maldita sea" y aprisionó la cabeza de Degra justo cuando bajaba, corriéndose de una vez por todas en la boca del sorprendido humanoide, ahogándolo con su semen que se vio forzado a tragar, complacido. Dolim se volvió a dejar caer en el suelo con un ronco jadeo, agotado, satisfecho, tanto él como su orgullo. Observó de reojo a Degra, en pleno relamer de los labios, recogiendo cada gota del fruto de su masturbación oral. Al cabo de un momento también limpió lo derramado sobre el comandante, que le dejó hacer con una sonrisa.
-Degra -llamó, mirando el techo.
-¿Sí? -respondió el aludido, terminando lo que estaba haciendo.
-¿Pensabas eso realmente de las Creadoras de Esferas?
Degra tardó en contestar.
-Eso ahora no importa, Dolim -respondió, hablando despacio.
Se inclinó sobre el relajado reptiloide y le arrancó un beso largo y nada casto. Una despedida hasta la próxima vez que tuvieran oportunidad de reunirse mientras se anhelaban en silencio, Degra más que Dolim. A pesar de que lo habían citado hacía rato, Dolim se permitió quedarse un poco más con Degra hasta que no pudo retrasarlo más. Y, como la otra vez, prometió regresar. Le dio un último beso después de haberse vestido, tumbado aún el humanoide.

Todavía por el 4º capítulo

viernes, 27 de septiembre de 2013

Boom, boom, boom. Boom, boom. Boom.

Todavía me estoy preguntando cuándo diablos voy a escribir todo eso de no se lo puedes decir a Shad, porque si no lo mataré.

No caerá esa breva, ¿verdad?

Y con Sam Knight tengo una relación muy de vaivén. Que si ahora sí, que si ahora no. Que si ahora te quiero, que si ahora no me apetece verte. ¡Ahgs! Todo esto lo tiene la culpa el dichoso Killzone: Shadow Fall. Hay que ver como nos la jodió Sony (y tal vez Guerrilla) con sus ansias de dinero. Mucho PS3, mucho PS3, ¡¡pero luego nada!! ¡¡Pedazo de cabrones!! ¡¡Traidores!! ¡¡Ratas de alcantarilla!! Que sepas, Sony, que te odio. Mira que dejarme sin saber cómo prosigue la saga.

Snif...

Pasando página (o, al menos, intentándolo), otra cosa que echo de menos es a nada menos y nadie más que Kosh. ¡¿Dónde se ha metido ese vorlon tan misterioso, que cuando se cabrea da yuyu y que nos hizo llorar a todos?! Que ya son ganas de volver a Babylon 5.

Y sí, he vuelto con Irshu. Ea, us jodéis, ja, ja, ja, ja. No.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

¿Lubricante? Eso es para débiles.

Cómo no, volvemos a esas cuestiones de la vida...

Si Degra, como la mayoría de veces, fuera a ser montado por el salvaje y reptil Dolim, probablemente suplicaría por un poco de lubricante después de tanto tiempo sin poder esconderse juntos en una habitación para retozar, como poco, diez minutos. Pero claro, Dolim no es precisamente alguien que diga "vale, tú ganas". Es más bien al contrario. Tiene cierta dureza de carácter que me recuerda al coronel Radec (no sé por qué...) que sería más bien en plan... Así:

Degra (en la consecuente postura de dominado): Por favor, comandante...
Dolim: (en la consecuente -y deliciosa- postura del dominador): Si lo quieres, gánatelo, pues yo no iré a buscar el maldito lubricante. Eso es para débiles y pusilámines.

Y aquí es cuando tenemos una patada en el poco orgullo de Degra... que al final tiene que hacer algo más que cosquillas a un miembro del Consejo más bien ácido para obtener lubricante... ¿natural?

Pero si fuera al revés, creo que la cuestión se ha contestado por sí sola. Dolim (sería raro verle invertir papeles, ¿no?) sería mucho más en plan "a palo seco", como quien dice. No tanto como la exageraciones que ruborizan a cualquiera con las típicas perversiones de Dobby y su nuevo dueño. 

Está bien, puede que en algún momento estirara demasiado el tema, pero creo que más de uno ve con otros ojos a ese maldito y demoníaco elfo doméstico (pariente lejano de Gollum, seguro). 

Pero a lo que iba, que Dolim es mucho más duro de pelar en más de un aspecto, mientras que Degra, es más bien blando cuando tiene que hacerle frente... claro que, cuando se trata de su familia, un universo entero destruiría. ¿Y quién no?

¡Dime algo que no sepa!
Por otro lado, también se podría calibrar una de mis relaciones favoritas, aunque es más difícil de procesar cerebralmente... algunos os podría estallar más de una neurona intentando imaginar semejante pareja, pero bueno...

Tirando más a lo tópico, tenemos a Batman y Robbin (Soy yo, ¡Sexy Batman!, y esta noche vamos a combatir contra el crimen. Uhm, sí, me encanta pelear). Es un tópico andante... no, mentira, es un tópico tan, tan, tan grande, que supera la puntería de la capitana Knight. Y con eso, lo digo todo.

Otra cosa típica (al menos, para mí), son las relaciones espontáneas de Mila... Pero, eh, eso ya es meterse mucho por las zarzas. Me gustaba más cuando hablaba de Degra y Dolim, que pareja más extraña.

¡Cullons, si es que en el Consejo parece que se vayan a matar! Ze, de sexo a escondidas, ja, ja, ja, ja.

El próximo día, me animaré a subir un relato al respecto. Me gustaría continuar con todas esas... perversiones naturales y no tan naturales. Ja, ja, ja, ja. Eso no sé si incluye al estúpido y egocéntrico elfo doméstico. Me lo estoy pensando demasiado, así que supongo que ese trío tan espeluznante no llegará a ser escrito.

Llanto silencioso de A. Ja, ja, ja, ja.

¿Y yo qué?

lunes, 23 de septiembre de 2013

¡Pañal va!

No sé cómo considerar el hecho de que en clase me hayan pedido un dibujo (pintado y todo) de uno de mis mejores recuerdos. Oye, que ya tengo bastante con cantar canciones infantiles (coreografía incluida) y no morirme de la risa.

Cullons, cuando sea educadora, qué bien me lo voy a pasar. ¿O qué?

¿Pañales?


viernes, 20 de septiembre de 2013

Bling

La luna hoy estaba preciosa. Ayer ya ni te cuento.

¿Y por qué la dichosa pluma demoníaca no quiere escribir cuando la necesito? Es deprimente...

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Mientras...

-¡La luz del sol! -dijo el vampiro mientras era reducido a cenizas.

Parece que me haya tomado más de siete cafés... pero es que hoy es otro día de esos y no puedo evitarlo. Ya no es de por sí la idea de empezar prácticamente de cero en otro instituto (olor a libros nuevos...), si no que mi atolondramiento típico y mi mentalidad de (os asaré vivos como no os calléis) estoy en mi mundo va a ser complicado mezclarlo en un sitio lleno de hormonas y adolescentes y lo típico de siempre... Albergo la ligera esperanza de que no me toquen mamotretos, ni sacos de hormonas, ni pimpollos ni (¿sería mucho pedir?) gilipollas con ganas de tocar las narices.

El primer paso ya está superado: los libros están en catalán. Ale. Fastidiate un rato. Ahora me queda saber en qué idioma me hablarán los profesores (la de inglés es obvio) y si me dejarán contestar los exámenes en español castellano. Porque el catalán (y el valenciano) y yo no nos llevamos muy allá.

Aparte de eso (y sorprendentemente un miércoles), tengo un día literaturesco especial. Eso quiere decir que cada dos por tres querré anotar una tontería supina que se me ha ocurrido (por ejemplo) contemplando el contoneo de las pelusas cuando barro... o sencillamente viendo a una mujer tender mientras sus hijas corretean por la casa (me, je, je, je, je).

Así que... antes de largarme con mi manojo de nervios:

Contoneo, contoneo, contoneo, giro y contoneo.
-¡Vamos, chicas, moved esos hilos! Notad como el aire y la música de las fibras sintéticas de la escoba contra el suelo os recorre el cuerpo.
Contoneo, contoneo, giro, salto en el aire, contoneo.
-¡Vamos, vamos, vamos! ¡Quiero ver como destacáis los redondeles!
Contoneo, contoneo, retroceso, avance, contoneo.
-¡Y uno, y dos!
Contoneo, contoneo...

recogedor.


viernes, 13 de septiembre de 2013

¿Uh?

A veces me pasan cosas muy absurdas. Cosas en plan... que ves un punto verde en la pared y ya pienso en francotiradores. Estar caminando por casa, cuando te acuerdas de Dobby y te da por leer el último pasaje que escribí y entonces es en plan... ¿me río, lloro o sencillamente lo dejo correr?

Qué mal suena eso último... ¿verdad, zombie?

El caso es que casi se me pasa que hoy tenía que decir algo. Estoy enfrascada en escribir algo nuevo. Muy de aventuras, sin locuras de por medio (bueno, está demostrado que los triángulos amorosos venden lo suyo así que me lo estoy pensando), algo que me saque del anonimato. Algo tengo en mente. Porque ya me canso de ver libros que para qué, libros que no hace falta estrujarse mucho el cerebro para escribirlo (un bonito ejemplo es Cincuenta sombras de Grey) y que luego ves cómo besugos compran y leen y aclaman en plan "¡el mejor libro que he leído nunca, estoy enamorada, bla, bla, bla!".

Besugos.

Así que me he enfrascado en el Señor Libro Típico y Tópico.

Uno tan adolescente que cuando lo acabe lo voy a tener que coger con dos dedos en plan "puaj". Que luego ya piense en tirar hacia mi lado es otra cosa. Pero desde lo del Cofre de Ender, estoy un poco tocada de moral. Que los kobolds no tengan futuro en ciertas editoriales me hace poner miradas de "¿tú estás tonto o barres el desierto?".

Y por cierto, (que no sé si servirá de mucho decirlo...), cuando termine Moor, me voy de vacaciones, que estoy a ver qué diablos publico y que nada, que estoy con el topicazo número X y de momento, es lo que me sale (aunque me muero por unos piratillas).

Echo de menos jugar a ciertas cosas... Comander Queen, por ejemplo...

Que jugaré mañana, pero solo por el mono, ¿eh?
PD: Anoche tuve un sueño tope raro con un tipo de la mafia que se parecía mucho, mucho a Jack Nicholson... ¿Será por Kick Ash II?

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Porque sí y punto

Tengo un día un poco distorsionado, esperando a que se haga el momento para poder bajar de una vez con Míster. Entretanto, un comercial de Fenosa pica a la puerta, no encuentro el equilibrio de Equilibrio por ninguna parte y no hago más que pasear por casa, más inquieta que...

En serio. Que no hay equilibrio. ¿Qué se supone que tiene que salir de una fisura en el espacio-tiempo? ¿Un monstruo tentacular con la cara deformada, que enamore al público sensible de los villanos? ¿O una muchacha que secuestra a los matones de Max y los esclaviza al otro lado de la falla?

No tengo ni idea... pero ¡es muy frustrante!

Estoy rodeada de idiotas...

Y ayer vi a un tipo francamente espeluznante, que tenías que mirarlo dos veces para saber si era realmente una mujer. Grima no, lo siguiente.


lunes, 9 de septiembre de 2013

De medusas y otras...

Hablar con un marciano sobre martemotos sería incluso más sencillo que pretender entenderte.

Y eso de tener que levantarme a las tres de la mañana no me ha gustado nada, así que, o dejas de hacer el tonto, o se acabaron los dulces y entonces íbamos a ver quién se ríe el último.

Todavía no sé porque no he encontrado una aldea, pero los creepers me llevan frita no, lo siguiente. ¿Y los pollos con sus estertores de la muerte? A veces me hacen reír, no sé por qué. Será porque les imito y James se ríe. Será.

Y puede, de paso, que esta noche le demos otra alegría y salero a la serie de Smallville. Dramón no, lo siguiente. Es una de esas serie tipo B (que no Y) en las que uno ya puede haberse escrito el guión por sí mismo porque es superpredecible.

¡Ahí va que se me hace la hora de ir a buscarlo!

Como si no llevara nada, ¿comprendes?

sábado, 7 de septiembre de 2013

Quien tiene tiempo, no pierde el tiempo

A veces, no sé por qué (vale sí, lo sé), tengo la sensación de que a James y a mí nos han hablado los hombres grises, nos han convencido de que la mejor manera de pasar el resto de nuestra vida es ahorrar tiempo, que se guardará automáticamente en el banco del tiempo.

Y lo digo porque no dejamos de correr de un lado para otro, lo cual a veces me saca de quicio porque si no es el tranvía, es el bus. ¡Y si no el metro, que decide largarse cuando hemos pasado la barrera!

Hoy, que además ha llovido (¡aleluya!), el mundo se ha vuelto como loco o algo y ha decidido que el mejor sitio para pasar las horas es una gran superficie. Maldita la hora en la que se me antojaron esas palomitas de colores. Sí, porque ha sido un horror entrar (muchos caminos llevan a Roma, pero en la salida no veas la cola que se forma), ya para salir, mejor no hablemos. Empiezo a estar de acuerdo con Dwight cuando estas cosas pueden conmigo.

Y luego pienso en algo que me devuelva un poco de lo-que-sea en ese momento inoportuno donde todos quieren hacerse notar contra una misma. Uf.

Por cierto, mis vecinos son caníbales.


Sigo en mi línea, me importa un comino. Un pepino y un tomate.