jueves, 15 de julio de 2021

Capitana

La tormenta estaba en su punto álgido. Iba de un extremo al otro del barco, gritando órdenes a su tripulación. Se agarraba a lo que podía cuando las olas barrían la cubierta, sin piedad. Los truenos a veces ahogaban su voz. Por dentro, el miedo le atenazaba el corazón, pero por fuera... por fuera debía demostrar valor. No debía dejar que sus hombres, su familia, la vieran asustada. Dependían de ella.

Un rayo cayó demasiado cerca del palo mayor. Una ola grande barrió de nuevo la cubierta. Y... de repente, uno a uno, sus hombres fueron desapareciendo. Pero no por el oleaje. No por la tormenta. La capitana los veía desvanecerse ante ellos... a pesar de sus esfuerzos, a pesar de que les estaba llamando... se marchaban, se deshacían en el aire.

Súbitamente, fue como si estuviera en una burbuja. La tormenta estallaba fuera, pero en el barco reinaba la calma, a pesar de su constante balanceo, a pesar de que las olas seguían a lo suyo, intentando dejar impoluta la cubierta.

-Keeta.

Se giró. Él le miró.

-¿Qué haces aquí? ¿Dónde están mis hombres? ¿Qué... está pasando?

-No tengas miedo.

La capitana dejó de buscar. Se quedó clavada en el sitio, mirando sus ojos fríos, confiados, seguros.

-No tengas miedo -repitió-. Estoy aquí. No estás sola.

Quebró su armadura. Él la acogió en sus brazos. Y la tormenta se los tragó.




 Tú y yo
juntos
contra el mundo.