miércoles, 5 de octubre de 2022

Un comienzo

Todas las mañanas, al mirarse en el espejo, recibía un Buenos días de él, el baali, el infernalista que habitaba en su interior. Conforme preparaba el café y sacaba las libretas, Cloud (Cloudy para los amigos) le hacía la misma pregunta de cada día: si tenía intención de escribir esa carta que le quemaba en la memoria, en las manos. Ella, cada mañana, le decía que no, con inusitada contundencia, pero esa vez fue distinta. 

Ese fue el día en el que, no por primera vez, Cloud la poseía desde lo más recóndito de su alma, de su interior y empezaba a escribir:

"Querido Pater Antonius", decía. "No tenga miedo de nuestras palabras, puesto que Legión, que somos los que escribimos, necesitamos del consuelo de alguien como vos. Perdónenos, Pater, puesto que hemos pecado".