sábado, 30 de enero de 2016

Madurar ya no es para las verduras...

Siempre es divertido ver como tus ex-compañeras van haciendo el ridículo. Sobre todo porque son de ese tipo de personas muy volubles (más que un suflé), que cambian de máscara más rápido que mi perro de calzoncillos.

En otro orden de cosas, por fin es fin de semana pero hasta dentro de un par de semanas o así no conocemos la palabra descanso. Repollos.

Y aún me pregunto si me veré capaz de acabar otro cuaderno un año más. Madurar a veces es un puto rollo...