viernes, 6 de septiembre de 2013

De días extraños y apareamientos insólitos

Es un día un poco extraño por varias cosas que no hay ni ganas de mencionar. Pero eso, que es un día muy raro.

Otro día más de calor, pero que nada, que se acercan ya las fechas de tener que ir preparando los libros y todo ese rollo. Pero cuanto menos piense en ello mejor, porque hoy tengo otro día tonto literaturesco. Y es que, desde que oí una frase (bastante estúpida, por cierto) al otro lado de la ventana, no puedo dejar de pensar que mis "adorables" vecinos son unos caníbales despiadados. Y nada, estoy escribiendo un relato insólito al respecto. Ja, ja.

Por otra parte, tengo otra cosa más que decir. Y eso sobre el tranvía.

Comienza el lento acercamiento de ambos transportes cuando toman una curva. Lentamente, muy despacio, como oliéndose mutuamente la maquinaria. Se detienen en las vías, se miran, se contemplan y prosiguen su camino casi rozándose, curvando mutuamente sus cuerpos. Ah, qué pena. No ha habido suerte. No se atraen. ¿Quién sabe cuando podremos contemplar el maravilloso espectáculo de un apareamiento entre dos especies como estás, damas y caballeros?

Últimamente tengo muchos días de esos de... en fin. Que tengo una idea y no se me va hasta que no lo haya escrito. Lo cual me recuerda que tengo que seguir con Arena para terminarlo pronto y lanzarme de lleno en un proyecto que escuece (a mí de la risa).

Y sí, yo tampoco entiendo ese extraño comportamiento. Puzzle.


PD: Realmente, estaba como una cabra cuando era una adolescente. Hay que ver qué cosas...