lunes, 2 de septiembre de 2013

El inesperado rayo de la muerte

Sigo en mi línea de decir tonterías por un tubo...

Esto ya se veía venir desde hace unos días (que no semanas), debido a unos enormes, largos e innumerables percances con una ¿mujer? que me llevaba negra, frita y todo lo demás. Que tuve que mentir tanto en mi otro lugar (en coma), que hoy me he cansado y he decidido empezar de cero. Así, sin más.

Para empezar, voy a decir lo que me dé la gana sin pensar en las consecuencias, sin querer censurarme. Osea, que a lo mejor a veces hay lenguaje fuerte y otras veces, sencillamente mi día en la cama explicado con demasiadas señas.

La señora Pelusa se puede ir a tomar viento fresco. De hecho, la vamos a dar por muerta cosa de un mes y ya veremos quien es el cerebrito que me anda buscando por todos lados. Si pongo frases cortas será porque me da la gana y no porque esté cansada de borrar una y otra vez, buscando la mentira idónea.

Estoy a punto de empezar en un nuevo curso académico, empezando casi de cero en una nueva ciudad, con el guapo de James. James es el amor de mi vida, un semental de cuidado y un oso de peluche en las noches de mimos, carantoñas y abachos.

Otra cosa: he vuelto a escribir. ¡¡Así que terminad de una vez de leer los capítulos de Moor que ya son ganas de volver con otra aventura no amorosa!!

No se admiten gilis